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Evitar el infradiagnóstico cardiovascular femenino, reto de Ascires con la Sociedad Europea de Cardiología

  • Diferencias respecto a los hombres en cuanto a características, diagnóstico, tratamiento y pronóstico obligan a abordar la salud cardiovascular de la mujer de manera distinta
  • Ascires colabora con la Sociedad Europea de Cardiología para optimizar el uso de las pruebas diagnósticas a la hora de evaluar con precisión el corazón de la mujer
  • Un estudio de Ascires plantea un abordaje pionero para valorar el riesgo coronario de la población femenina a partir de datos clínicos, genéticos y de imagen médica

Valencia, 11 de junio de 2024.- El corazón de las mujeres enferma de manera distinta al de los hombres. Influyen cambios fisiológicos que solo experimentan ellas (como el embarazo o la menopausia), diferencias en cuanto a síntomas y características anatómicas, distinto efecto de los factores de riesgo clásicos, mayor prevalencia de ciertas cardiopatías, factores hormonales e, incluso, aspectos psicosociales. El desconocimiento de estas diferencias por parte de las propias pacientes, pero también en el ámbito sociosanitario, hace que las mujeres estén “infradiagnosticadas e infratratadas”.

Este es el contundente punto de partida de la declaración científica que ha publicado este año la Sociedad Europea de Cardiología (ESC, por sus siglas en inglés) con el objetivo de que estas diferencias sean tenidas en cuenta. Conseguir un mejor abordaje de la enfermedad cardiovascular de las mujeres es crucial, pues la patología cardiaca sigue siendo la primera causa de muerte en la población femenina -en los hombres es el cáncer-.

Documento científico sobre cardiología femenina

El trabajo de la ESC, publicado en el European Heart Journal, una de las revistas especializadas más prestigiosas, ha sido elaborado por 26 cardiólogos europeos, entre los que se encuentran dos especialistas españolas: la Dra. Alicia Maceira, cardióloga y directora médica de Ascires Grupo Biomédico, y la Dra. Marta Sitges, directora del Instituto Cardiovascular del Hospital Clínic de Barcelona.

“Cuando hablamos de enfermedad cardiovascular, ni las causas, ni el diagnóstico, ni el tratamiento, ni el pronóstico es igual en hombres que en mujeres. De hecho, en Cardiología tenemos que ver a las pacientes con otros ojos desde el momento en que entran en la consulta”, afirma la Dra. Maceira.

Factores de riesgo exclusivos de ellas

Las diferencias entre hombres y mujeres empiezan con los propios factores de riesgo. Algunos de ellos, por ejemplo, les afectan exclusivamente a ellas. “Haber tenido abortos espontáneos, partos prematuros, padecer preeclampsia en el embarazo, tener ovario poliquístico o endometriosis y determinados cambios hormonales -como los que llegan con la menopausia- pueden aumentar el riesgo cardiovascular”, explica la Dra. Maceira.

Si bien los factores de riesgo tradicionales (hipertensión, tabaco, diabetes, colesterol, sedentarismo, etc.) están perfectamente estudiados y se conoce cómo influyen en el desarrollo de una patología cardiaca, en los factores que atañen solo a las mujeres falta investigación. Una carencia que también denuncia el estudio de la ESC, que advierte que la falta de representación femenina en los ensayos clínicos ha dejado a las mujeres en clara desventaja.

Por otro lado, el género también influye en la tipología de enfermedad cardiovascular que se tiene mayor riesgo de padecer. En ellas, hay una mayor prevalencia de la enfermedad de vaso pequeño (microvascular), por ejemplo. Un hecho que también condiciona el tipo de abordaje terapéutico, que a menudo será menos eficaz.

Parte del equipo de la Unidad de Cardiología de Ascires, liderado por la dra. Alicia Maceira (primera por la izquierda) y del equipo de AsciresLab, encabezado por José Manuel Santabárbara (en el centro).

Cardiología femenina: Síntomas más difusos

Otro punto crítico son los mismos síntomas que alertan de una posible enfermedad cardiovascular. “A ellas les cuesta más reconocer estos signos porque pueden ser más inespecíficos -mareos, dificultad para respirar, molestias en la parte superior del vientre, fatiga-. Son menos claros que en el caso de los varones y, a menudo, incluso los propios profesionales sanitarios tardan en advertir que puede haber un problema cardiovascular”, apunta la Dra. Maceira. A esto se suma que las mujeres, por su tradicional rol de cuidadoras, tienden a relegar su autocuidado y tardan más tiempo en acudir al especialista.

Una vez en consulta, el género ha de ser tenido en consideración incluso a la hora de realizar las pruebas de imagen, que son clave para establecer un diagnóstico cardiológico. De hecho, el estudio de la ESC determina nuevos parámetros para evaluar el corazón de las mujeres de manera más precisa a partir de las diferentes pruebas de imagen diagnóstica (ecocardiografía, cardiorresonancia magnética, cardiotomografía computarizada y medicina nuclear), así como algoritmos específicos que permiten maximizar la información obtenida. “Que la paciente sea mujer influye en la selección de la técnica de imagen médica, en los valores de normalidad que utilizamos como referencia e incluso en la manera en que interpretamos la prueba. Con el corazón femenino, hay técnicas de posprocesado que nos ayudan a ser más precisos en el diagnóstico”, señala la directora médica de Ascires.

CorImagen, analizar el riesgo coronario femenino

Este nuevo consenso europeo sobre imagen cardiovascular en mujeres coincide con un estudio piloto de Ascires para prevenir y diagnosticar precozmente la enfermedad coronaria femenina. A partir de una primera muestra de 60 mujeres, especialistas en Cardiología e ingenieros biomédicos analizan los factores de riesgo tradicionales, los específicos de la mujer, la presencia de calcificación coronaria y otros parámetros, como la grasa epicárdica, la grasa visceral abdominal y variaciones genéticas que puedan aumentar el riesgo cardiovascular. “Con todo ello, pretendemos encontrar parámetros y herramientas diagnósticas para aplicarlos a una muestra mayor de mujeres y, a futuro, lograr ser más precisos al evaluar el riesgo y el pronóstico de nuestras pacientes”, indica la Dra. Maceira.